Viaje a Túnez
Con el subidón de adrenalina y el recuerdo del viaje a Marruecos, decidimos repetir la experiencia esta vez en Túnez. Teóricamente más moderno y más abierto al turismo y no falto de los encantos, mismas sensaciones. Desplazamiento del grupo a Marsella para embarcarnos rumbo a Túnez, llegamos a primera hora, desembarco, trámites aduaneros y fatalidad, nos falta el pago de unas tasas para las emisoras de radio, así como una licencia temporal, el grupo fija el destino a Tozeour, la puerta del desierto, mientras dos de nosotros nos quedamos para solucionar estos inconvenientes al día siguiente.
Una zona de vuelo maravillosa y repleta de encanto
El grupo se dedica el primer día ha hacer turismo en los oasis de montaña, todos a bordo del “Legard Rouge” mítico tren donado por el gobierno francés en el siglo XIX al Bey de Túnez (Gobernador de Túnez).
El objetivo principal del viaje es Ksar Guilene, un oasis de aguas sulfurosas en medio del desierto de dunas más pequeñas que las de Marruecos, pero de mayor extensión.
Vamos combinando turismo, hay mucho que ver en Túnez; las casas trogloditas de Matamata excavadas bajo tierra, las gorfas, poblados granero en Ksar oulet Soltane. Vamos alternando vuelos y visitas, ya de regreso pasamos por El Djem, el mayor anfiteatro romano de áfrica, en perfectas condiciones de conservación.
De vuelta a la capital, no podíamos dejar de visitar el poblado de Sidi Bou Said (Mi señor, padre feliz) y los restos arqueológicos de Cartago.