Marruecos, el primer gran viaje del club
Tan próximo como desconocido, el reino de Marruecos ofrece a quien lo visita una amalgama de sensaciones, colores y exotismo difícil de explicar, que pronto decidimos realizar viaje por los lugares más emblemáticos del País. Habíamos visto y leído las travesías a Marruecos por el mítico de Paris – Dakar, y se nos planteamos un doble reto, hacer el viaje a través de las pistas marcadas en los rallyes, y añadirle la dificultad de hacerlo además por el cielo. Prestos acudimos a la Oficina Nacional de Turismo de Marruecos, que por entonces tenía sede en Barcelona, y cuando les explicamos el proyecto inmediatamente se prestaron a colaborar en todo lo posible, que no fue poco, agilizaron los permisos, cosa especialmente difícil en los países africanos en aquellos años, y en la actualidad.
Un viaje repleto de experiencias
Con especial sensación vivimos el embarque en el ferri que nos llevaría hasta Nador, ciudad próxima a Melilla, para muchos de nosotros era la primera vez de un viaje de estas características. Desde el puerto hacia el primer objetivo, las dunas de Merzouga, un viaje de 700 kilómetros a través de carreteras que nada tenían que ver con las actuales. De Erfoud a Merzouga, la primera pista auténticamente Paris-Dakar, por supuesto con varias perdidas de rumbo, llegando ya anochecido a la khasbah para cenar, luego a dormir en una autentica haima.
Un vuelo único
Sin temor a exagerar, el primer vuelo al día siguiente sobre las dunas, fue y es una experiencia jamás igualada. Siguieron vuelos en Zagora, con un palmeral impresionante. Vuelo sobre Hait Ben Haddou, escenario de múltiples películas, edificio patrimonio de la Humanidad, y la guinda, Marrakech, hasta entonces los primero en volar en globo en esta ciudad.
Hemos vuelto unas cuantas veces más a Marruecos, diferentes lugares, mismas sensaciones.